Las recomendaciones publicadas en el semanario Desde la Fe señalan que primero se debe acusar al sacerdote ante autoridades civiles y después acudir a la Vicaría Episcopal que corresponda.
2010-05-24•Tendencias
La Arquidiócesis de México dio a conocer a los fieles el proceso para presentar denuncias contra curas pederastas, pero advirtió que no investigará las denuncias anónimas, ni meterá en la cárcel a alguien, porque esa no es su función.
De entrada, se les indica que deben presentar su denuncia ante las autoridades civiles correspondientes y también ante las eclesiásticas en la Vicaría Episcopal que les corresponda.
Al respecto, el padre Alberto Pacheco Escobedo, vicario judicial del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de México, expuso que se ha tenido una “dificultad grave” de muchos casos que son denuncias anónimas y por principio elemental de justicia, no se puede proceder.
En algunas ocasiones, señaló, se han encontrado con “una mera animadversión personal en contra de algún sacerdote”. Por eso, puntualizó, “si son anónimas, ni siquiera podemos investigar, como tampoco lo hace la autoridad civil”.
Por eso se indica que quien presente una denuncia ante la Iglesia, tiene la obligación de hacerlo también ante las autoridades civiles.
A través del semanario Desde la Fe, la Arquidiócesis difundió las recomendaciones para los fieles, y destaca que si la denuncia formal se presenta firmada y tiene visos de veracidad el Tribunal Eclesiástico inicia la investigación, se cita a los testigos, denunciante y acusado.
Si el obispo recibe una acusación verosímil de inmediato tendrá que suspender al clérigo; le retira las licencias ministeriales, se le prohíbe confesar, predicar y se le pide que se retire a la vida privada.
El clérigo recibe esa sanción que puede agravarse, si continúa el proceso, como el solicitarle a la Congregación para la Doctrina de la Fe su expulsión, es decir se le retiran todas las facultades para ejercer como sacerdote.
También se le puede prohibir al ministro acusado vivir en una diócesis por el escándalo que ha provocado.
Alberto Pacheco explica por qué se debe denunciar ante las autoridades civiles, ya que, además de la religiosa, “son dos cosas totalmente distintas, la misma ley mexicana lo dice con toda claridad: la separación de la Iglesia y el Estado es principio histórico. Ni el Estado debe meterse en la justicia eclesiástica, ni la Iglesia en la justicia civil.
No es que se esté ocultando. Lo que pasa es que el delito canónico sucede cuando se violan las leyes canónicas y se le persigue por la violación de las leyes de la Iglesia. Claro que en materia judicial existen muchos actos que son delito civil y delito canónico cada uno persigue y cada uno sanciona lo que dice su legislación”.
En este sentido, puntualizó, “la Iglesia nunca va a meter a nadie a la cárcel, como el tribunal civil no puede prohibir a un sacerdote que imparta sacramentos”
A quienes insisten en meter a un cura a la cárcel se les invita a ir ante las autoridades civiles, por eso se les dice si “tú quieres que acabe en la cárcel ve con la autoridad civil. La autoridad eclesiástica lo más que puede hacer es expulsarlo como sacerdote: esa es la pena máxima que se puede imponer”
Y estableció que el derecho de defensa en la Iglesia está garantizado y nadie puede ser molestado en su esfera jurídica, sin haber sido escuchado.
Sobre las sanciones económicas que en pocas ocasiones se han solicitado como reparación del daño, Pacheco Escobedo aclara que la Iglesia no tiene “manera de poner sanciones económicas”.
Marchan en Mérida a favor de los curas
Con el lema “Amor con amor se paga”, fieles católicos participaron en una caminata cuyo objetivo fue unirse al festejo del Año Sacerdotal y despertar conciencia sobre la importancia de los curas, particularmente luego de las denuncias contra clérigos pederastas. “No todos son iguales, los sacerdotes son buenos”, señalaron los manifestantes en la marcha que comenzó a las ocho de la mañana en el Paseo de Montejo, la principal avenida de Mérida.
Los feligreses llevaron mantas con frases alusivas al sacerdocio, imágenes de santos y globos de colores, para ambientar y dar alegría a la manifestación.
El evento fue iniciativa de un grupo apostólico y tuvo el apoyo del Equipo Diocesano de Animación Pastoral del Apostolado Asociado de los Laicos (Edapaal).
Antes de esta movilización, a través de redes sociales como Facebook o Twitter también se promovió una cadena de enlaces de simpatizantes bajo el lema “Tengo un amigo sacerdote y es genial”.
Por ser Mérida una ciudad con obras de los Legionarios de Cristo, tales como la Universidad Anáhuac-Mayab y los institutos Cumbres y Godwin, entre otros, también se han promovido juntas informativas en torno a la participación del sacerdote más allá de crímenes de pederastía y delitos sexuales.
“Pocas veces los laicos tenemos conciencia de los beneficios que nos dan los sacerdotes”, comenta la organizadora Josefina López. “Ahí están cuando necesitamos un bautismo, una boda, una confesión, la unción al enfermo... Pero después de eso, nos olvidamos de ellos. ¿Quién se preocupa de que haya comido, o si está bien de salud?”, cuestionó.
Con la marcha, los laicos “quieren decir que acompañan al sacerdote, que lo reconocen como elegido por Jesús y que, junto con ellos, asume la misión de llevar el mensaje de salvación”, concluye Josefina.
EXCELSIOR
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